En el proceso de formación que hacemos los voluntarios y voluntarias para venir a los Campos de Trabajo de la ONGD SED, nos han insistido numerosas veces en que es mucho más lo que esta gente nos da a nosotros que lo que nosotros les aportamos a ellos. En mi caso esto está siendo una gran realidad.
Las entrevistas con los alumnos becados por la ONGD SED del ITEC y no digamos el compartir vida, oración y misión con la comunidad de hermanos Maristas de Chichicastenango están siendo para mi un regalo de vivencias y de lecciones desde la práctica de vivir el día a día en situaciones muy diferentes a las que vivimos en España, que te hacen repensar y replantearte muchas cosas y descubrir que hay otra forma de afrontar la vida sin duda mucho más humana, cristiana y comprometida.
Ayer, entre los jóvenes con los que hablé estaba José Saquic que cuando terminamos de hablar, me pidió permiso para hacer me una pregunta él a mi: «Y ustedes, si son de tan lejos y no nos conocen, por qué nos ayudan.»
La cámara estaba grabando y no me costó mucho responderle porque mi motivación la tengo bastante interiorizada. La puedes escuchar a continuación.
Pero la pregunta buena que tendríamos que hacernos y que te hago y me hago yo ahora es: ¿Y nosotros, que tenemos todo lo necesario, por qué no ayudamos y nos comprometemos más con los que lo están pasando muy mal, o al menos mucho peor que nosotros?
Para el que le pueda servir y quiera consultarlo le invito a leer o releer el evangelio de S. Mateo, cap. 25, 31 al 41.
Os dejo con José Saquic:
Antonio Tejedor, voluntario de SED