En la mañana de hoy he podido hablar con nueve alumnos y alumnas de cuarto curso de Administración de empresas del ITEC de Chichicastenango (Guatemala). Todos ellos becados por la ONGD SED de España, ya que su situación familiar es muy difícil, y sin esta ayuda no podrían seguir sus estudios de formación profesional.

Los alumnos y alumnas del ITEC son todos indígenas, un gran número internos, ya que proceden de aldeas o cantones que están a horas de distancia del ITEC, y con la dificultad añadida de que muchos de ellos, hasta ahora han estudiado en quiché y ahora tienen que hacerlo en castellano.

Con las entrevistas lo que yo pretendía era motivarles y animarles a que aprovechen la facilidad que la beca les ofrece de poder estudiar en un centro de calidad como es el ITEC y poder adquirir una formación que luego les permita el acceso a un empleo digno y la posibilidad de formar una familia y ser felices.

En un momento determinado ha llegado José Elisandro, “Chepito” para los amigos. Natural del Cantón Patzibal, 18 años, que tiene ocho hermanos , seis chicos y dos chicas.

El padre es agricultor en la milpa y la madre tejedora. Le ha costado el cambio de exigencia de la escuelita del cantón a la jornada exigente del ITEC. Y me cuenta que ha tenido momentos difíciles en los que le ha costado y le cuesta mucho seguir adelante.

“A veces en clase, me siento y escribo en el cuaderno ¿POR QUÉ?, y lo escribo muchas veces. ¿Por qué me ha tocado a mi vivir aquí, vivir esta realidad? Y me cuesta encontrar respuesta y seguir adelante. Se que hay que luchar por salir adelante, luchar por ser feliz que en definitiva es lo que cuenta en la vida, pero es difícil.”

Hubo un momento de silencio, porque me dejó sin palabras. Con qué facilidad hablaba desde el corazón, y exponía esta gran realidad de la desigualdad entre las personas, que nosotros queremos ignorar o no ver. Y lo decía sin acritud, con serenidad, con una sonrisa en la cara y con agradecimeinto a los que le están ayudando con la beca sin conocerle.

Cuando ha salido del despacho yo no he podido menos de preguntarme también: ¿Por qué Señor “Chepito” está a ese lado de la mesa y yo estoy a este otro? ¿Y a mí me has regalado tantas oportunidades y tantas cosas que él no tiene?

¡Gracias, muchas gracias Señor! ¡Dame fuerzas para compartir lo que tengo, mi tiempo, mi colaboración, mi experiencia, darlo generosamente, para cambiar el mundo y hacerlo un poco más justo y humano!

Y sobre todo, no te olvides de “Chepito” y de tantos niños, niñas y jóvenes que necesitan de tu ayuda y de nuestra solidaridad.

Antonio Tejedor, voluntario de SED