Ayer por la mañana fui a hacer una visitar a la comunidad de Regadillos que está más o menos a una hora de Uspantán por una pista de terracería muy detereriorada por el paso del tiempo y el nulo mantenimiento. Por el camino encontramos un desprendimiento de la ladera del monte pero tuvimos la suerte de que la máquina estaba trabajando para dejar libre la vía.
El lugar donde se encuentra la comunidad de Regadillos (179 personas) es un paraiso natural con un paisaje precioso, un manantial muy abundante, con cascada incluida, y un río de aguas cristalinas que atraviesa la comunidad, dejando pozas naturales que son la delicia de los niños para bañarse.
Fuimos a visitar la escuela, que es una de las primeras que construyó la ONGD SED en esta zona en 1996. La escuela está bastante bien conservada aunque ya ha habido que cambiar la techubre y las puertas, y en ella reciben clase unos 25 niños de infantil y 55 niños de primero a sexto de Básico (Primaria en nuestro sistema educativo). Pregunté a los de 6º grado de Básico si alguno iba a seguir estudiando y todos dijeron que no. La razón me la dió despues un padre de esos niños hablando en una de las casas que visitamos: “Hermano, estudiar básico cuesta mucho dinero y no podemos.”
Esta es la otra cara de Regadillos: no hay luz eléctrica, la mayoría de la tierra está en manos de un terrateniente local, la educación no llega mas que hasta sexto de primaria por falta de recursos y por la distancia hasta la escuela de Secundaria más cercana, los niños y los jóvenes lo único que pueden hacer es ayudar a la familia en la pequeña milpa para obtener una agricultura de subsistencia, eso si la naturaleza colabora y la lluvia llega en su momento, cosa que no está pasando este año con el máiz, pricipal alimento de la comunidad, y las niñas solo pueden esperar quedarse embarazadas incluso antes de los 16 años y tener muchos hijos (hasta nueve nos dijo una patoja todavía jóven con la que hablamos), que nuevamente se integran en este cículo vicioso y maligno de la pobreza…
De esta manera el posible paraiso que podía ser Regadillos se convierte, si no en un infierno, si en una tierra donde sobrevivir es muy duro y hace falta mucha fuerza para salir adelante, con la esperanza de que un poco de apoyo de instituciones como la ONGD SED no les falte para poder seguir avanzando en la esperanza de un futuro mejor.
Las Hermanas de la Sda. Familia de Uspantán dedican su apostolado a estar con las comunidad de la zona. Hoy estabán aquí la H. Ana María y la H. Vianey que ya llevaban dos días en la comunidad y siguen hasta el jueves. ¡FELICIDADES Hermanas por el trabajo que hacéis! ¡MUCHAS GRACIAS!
¿Qué futuro tienen todos estos niños, niñas y jóvenes sin nada qué hacer y en unas condiciones de vida muy lamentables?
Y Regadillos es sólo un ejemplo de tantas aldeas indígenas de la zona del Uspantán y del Quiché que están en la misma situación o peor, porque en Regadillos al menos tienen agua limpia.
¿Podemos cerrar los ojos y volver la cara para no verlo? ¿Dónde está tu hermano?
Antonio Tejedor, Voluntario de SED